Por las Sierras de Alcaraz y de Segura

Aprovechando un día libre, recorrí una ruta que me llevaría a visitar una zona que ya hacía tiempo tenía ganas de conocer: el sur de Albacete. Dicho así puede no parecer demasiado atractivo, pero si nombramos lugares como Alcaraz y su sierra, Riópar, la Sierra de Segura, el nacimiento del Río Mundo e incluso lugares casi desconocidos (al menos para mí lo eran) como Ayna… la cosa cambia, ¿o no?.

El día anterior afiné una ruta por otro lado ya parcialmente estudiada, quedando el recorrido definitivo como sigue:


Así que a las 7:30 del viernes 20 de noviembre de 2010, me enfundé mi traje de cordura con todos sus forros (el día prometía ser frío al menos hasta media mañana) y salí del garaje con el motor de la Kawa ronroneando mientras se desperezaba y calentaba sus poderosos músculos.

El primer tramo, la autovía A-3 hasta Requena, era un aburrido trámite. Hay alternativas más divertidas, pero dado el recorrido total estimado de 634 km y once horas, no me pareció adecuado incrementar estas cifras por recorridos por otra parte siempre al alcance de cualquier salida corta.

En este tramo me quedó clara una cosa: necesito unos guantes para estas mañanas invernales. En Requena tuve que parar unos minutos a recuperar los dedos de las manos, fríos y doloridos a pesar de los dos guantes que llevaba superpuestos: los primeros de verano, en piel, que me proporcionaban protección adecuada ante posibles caídas, y los segundos, otros guantes de piel por encima de aquellos que esperaba me abrigaran lo suficiente. Pero no era así. La mañana era fría, y la velocidad sostenida de autovía durante los poco más de sesenta kilómetros se reveló excesiva para la combinación.

Una vez recuperados los dedos, tomé la carretera N-322 dirección Albacete, que cuenta con un tramo muy divertido entre Los Duque y Alborea. Sin embargo, la calzada estaba bastante húmeda, lo que unido a la fría temperatura del asfalto invitaba a rutear tranquilamente, que por otra parte es a lo que había venido, ¿no?.

Las bien conocidas curvas en el entorno de Villatoya me darán fuerzas para afrontar lo que es una auténtica travesía por el desierto: nada menos que… ¡ochenta y seis kilómetros de largas rectas!, en las que el mayor desafío es no aburrirse tanto que se acabe perdiendo la concentración y teniendo una salida de vía. El tramo entre Alborea y Balazote es realmente exasperante, pero necesario para alcanzar esa suerte de tierra prometida que me esperaba al «otro lado».

Sabía que Balazote era la puerta de entrada a las muy famosas entre moteros «curvas de El Jardín». Me habían hablado una y mil veces de este tramo de la N-322 que había tomado en Requena, de lo maravilloso que era… pero yo nunca lo había recorrido. Es un trayecto clásico entre los moteros que viajan hacia Jerez, a contemplar el Gran Premio de España del Mundial de Velocidad.

Con redobladas ganas de llegar y parar en Balazote (por frío en las manos, por finalizar el peor tramo de la jornada en cuanto a aburrimiento, por comenzar el mejor en cuanto a expectativas de conducción y por parar a almorzar, que ya iba siendo hora), veo la indicación hacia la población… ¡y la carretera no la atraviesa!. Decido no desviarme y seguir, en la suposición que algún bar de carretera me encontraré. Y cuando ya tomo las primeras curvas, cuando estaba empezando a preocuparme la posibilidad de haber errado en mi suposición, ante mis ojos se muestra el Restaurante «La Paella», no pudiendo imaginar mejor nombre para un valenciano con las manos ateridas por el frío y con ganas de almorzar:

Parada y fonda

Una parada que agradecí, pues me permitió recuperar mis dedos por segunda vez en la jornada y a la vez disfrutar de la que para mí es la mejor comida del día: el almuerzo. Y estando en Albacete, era preceptivo pedir un buen bocata de guarras con tortilla. Delicioso.

Una vez entonado por dentro y por fuera, reanudo la marcha. En verdad que el tramo hasta Alcaraz justifica todo lo oído hasta la fecha: asfalto impecable, cantidad y calidad de curvas, bonito paisaje… ¡incluso los guardarraíles están protegidos!. Si no hubiera sido por la persistente humedad del asfalto, que no dejaba que la confianza fuera del todo completa, el disfrute hubiera sido total. El tramo es perfectamente asimilable al de los mejores que he recorrido, C-12 o AS-12 incluidos. Reservo un día primaveral para volver a disfrutarlo.

Aprovecho la llegada a Alcaraz para realizar el primer repostaje. Echo un superficial vistazo a la población, que me permite intuir que es digna de visita. Unos tramos de lo que parece una antigua fortificación y un mirador que domina la zona, al cual se debe llegar andando, junto con una Historia digna de mención, hacen que anote Alcaraz en el apartado de «lugares a visitar» en un futuro. Pero hoy el objetivo es otro.

Dejo atrás la histórica población, y poco antes de llegar a Reólid giro a la izquierda, tomando la carretera CM-412 en dirección Riópar. Me aguardan agradables sorpresas que no por esperadas dejan de admirarme, como el paisaje salpicado por los amarillos y ocres de las últimas hojas caducas, que a pesar de su obstinada resistencia no les queda sino sucumbir, como cada año, al inexorable invierno.

Este tramo discurre entre las Sierras de Alcaraz y de Segura, pasando de la primera a la segunda. Me entusiasma el Puerto de las Crucetas, que corona a unos respetables mil trescientos metros de altitud en un recorrido precioso entre paredes de roca y arbolado. Las vistas desde el collado son espectaculares. Lástima que no se pueda parar con seguridad a disparar unas fotografías. A cambio, unos kilómetros más abajo hay una suerte de merendero en el que sí se puede para a escuchar los ruidos de la naturaleza, sólo interrumpidos por algún ocasional vehículo que recorre el mismo trayecto:

Bajando el Puerto de las Crucetas en dirección Riópar

Este tramo es realmente precioso, y lo suyo (o al menos lo que a mí me pidió el cuerpo) es adoptar una tranquila velocidad de unos 60 km/h y disfrutar del paisaje. Disfruté muchísimo esta parte del recorrido, y no pude resistirme a hacer una fotografía «de borde de carretera», captando además la esencia de mi fiel montura, una verdadera estrella:

Camino de Riópar

Si os fijáis en el estado del asfalto… es bueno, ¿no?. Pues este es el peor tramo de todo el día. Así que tengo la necesidad de felicitar a la Junta de Castilla-La Mancha por el estado de las carreteras de su competencia.

Finalmente arribé a Riópar. Pueblo pintoresco de vida apacible, o eso me pareció. Lo crucé por su calle principal, jalonada de gruesos y viejos árboles, no pudiendo disfrutarla plenamente, pues un gran camión interrumpió mi camino incorporándose desde una calle perpendicular, precediéndome en toda la travesía urbana. Pero como ya sucediera en Alcaraz, no era objeto de esta ruta el parar a conocer las poblaciones con las que iba a encontrarme, dejando esto para una posterior visita en compañía de Susi.

Adelanté al enorme camión, y al poco de salir de Riópar veo una indicación que me llama la atención: Nacimiento del Río Mundo. No tenía previsto desviarme, pues mi equipamiento de motorista no era el más adecuado para aventurarme por la montaña. Sin embargo, me vino la inspiración en forma de recuerdo de haber leído una crónica de cierta expedición al mismo nacimiento realizada por un grupo de moteros. Así pues, si otros lo han hecho… Llega el desvío: Nacimiento del Río Mundo, 8 km. Bueno, no es una distancia excesiva, y por probar… Así que me desvío hacia allí.

Un corto tramo de carretera en excelentes condiciones y un camino, mezcla de carretera y pista alfaltada, me lleva hasta el parking del nacimiento. Estaciono mi moto, y me dirijo hacia el inicio del sendero que lleva a ese sitio que sólo conozco por fotografías de los que antes han estado. Veo un panel informativo y me acerco a él: veinte minutos de recorrido hasta el primer mirador, y desde él, quince minutos más hasta el segundo. Yendo todo bien, en aproximadamente una hora puedo haber subido y bajado. ¡Adelante, pues!. Pertrechado con todo mi equipamiento motero, casco en ristre incluido, empiezo a andar. Lo peor de todo eran las botas, claro, pero bueno… la verdad es que estas Alpinestars, obsequio de mi sobrino Kike, no son incómodas para andar. Veremos para subir un tramo de sendero.

El camino discurre sin mayores problemas. Cuando el sendero empieza a ascender, la chaqueta hace que, por primera vez en el día, sienta calor. Llego en un abrir y cerrar de ojos al primer mirador, en mucho menos tiempo que esos conservadores 20 minutos indicados en el panel. El espectáculo es grandioso:

 

Nacimiento del Río Mundo. Primer mirador.

Dos cascadas alimentan el incipiente curso del Mundo, naciendo de una rocosa pared vertical que salva un desnivel de unos cuatrocientos metros. Absolutamente impresionante:

 

Nacimiento del Río Mundo.

No dudo ni por un momento en ascender al segundo mirador, que está a los pies de la cascada más alta, desde donde sin duda podré disfrutar de una mejor panorámica del entorno. Y no me equivoqué, aunque la nubosidad variable deslució un tanto este espectacular momento:

 

Panorámica desde el segundo mirador

Absolutamente pletórico por la maravilla descubierta y disfrutada, comienzo el descenso, completando el recorrido en algo menos de una hora, fotografías y pausas para el goce incluidos. No pude negarle a mi máquina su propia foto del «yo estuve allí», aprovechando también que, junto con un todoterreno con caravana enganchada estacionado al otro lado del aparcamiento, eran los dos únicos vehículos que lo ocupaban:

 

En el parking del nacimiento

Me despido de aquel maravilloso lugar con la promesa del regreso, y me dirijo hacia Elche de la Sierra, hito en la ruta donde tendré que decidir, según la hora, si recorrer la CM-3203 hacia Ayna o seguir por la misma CM-412 para acortar el camino hasta Hellín.

Llego a Elche de la Sierra y busco un lugar donde comer. Son las 14:30 y no hay tiempo que perder. Elijo un bar de su calle principal donde ofertan un buen menú. Pero habré de dejar el disfrute gastronómico para otro día, pues prefiero priorizar el recorrido a la comida. Y la visita al nacimiento del Mundo ha retrasado mis previsiones horarias. Así que en lugar de pedirme un menú, decido comer un bocadillo, sabroso no obstante, y fijarme como meta estar saliendo de Elche a las 15:00, objetivo que no conseguí por tan sólo cinco minutos.

Este sacrificio me permitió recorrer la única parte de la ruta que contaba con una alternativa (bueno, en realidad no la única, pero sí la que me tenía que plantear, pues la otra, regresar a Valencia desde Almansa por la autovía A-35 me hubiera extrañado tener que escogerla). Y voto a tal que no pude haber tomado mejor decisión.

Nada más abandonar Elche de la Sierra por la CM-3203, el trazado se retuerce y encaja entre montes y rocas. El pavimento es sorprendentemente bueno para la categoría de la vía, aunque hay que tener especial cuidado con los cascotes que a veces salpican la carretera, procedentes de pequeños desprendimientos de las paredes de roca. Las curvas son divertidas, ratoneras, cerradas… y una velocidad reducida permite admirar del entorno a la vez que no impide disfrutar del trazado. Y de pronto, se me ofrece un paisaje impresionante que hace que busque desesperadamente un lugar donde detenerme:

 

Peñas de El Prao y El Pico

Estas impresionantes peñas, que custodian la Aldea Royo Odrea, monopolizan el protagonismo de la zona, al menos hasta que nos podamos aproximar al Río Mundo y los impresionantes cañones que ha labrado. La panorámica es realmente destacable, pero aún me quedaba una sorpresa por descubrir. Continúo mi camino, y de pronto aparece una señal de «mirador». Reduzco el ya de por sí tranquilo ritmo, y tras una curva me aparece la indicación de «Mirador del Infierno». Sin dudarlo ni un segundo, me detengo… y casi me quedo sin respiración al estar tan cerca de las peñas anteriormente divisadas desde la distancia, que me hacen ser consciente de sus verdaderas dimensiones:

 

Desde el Mirador del Infierno. Nótese la moto, abajo a la derecha.

Debo subir un buen tramo por un sendero a mi derecha para poder tomar esta imagen, pues las dimensiones del espectacular lugar excedían con mucho las capacidades angulares de la cámara de mi teléfono móvil.

El sitio es grandioso, espectacular, impresionante… los calificativos se agotan. Un paraíso semejante, tan cerca de casa… y yo sin enterarme. Absolutamente imperdonable. Aunque por otra parte, la sensación de descubrir maravillas como esta es indescriptible. Aún permanezco un rato en este espectacular «Mirador del Infierno», un balcón sacado al vacío desde una pared vertical que va a dar… al Río Mundo. Eso sí, mucho más abajo. Una visión no apta para quien sufra de vértigo. Valga la siguiente imagen, con el puente que lo cruza, como prueba de la espectacularidad del desnivel:

 

Puente de Royo Odrea sobre el río Mundo, desde el Mirador del Infierno

Impresionado por el paraje descubierto, y no sin dolor de corazón, sigo mi camino. No me detendré en Ayna, pues el sol bajo me impiden ver el buen panorama que desde esta población se disfruta, y tampoco me queda mucho tiempo de luz. Ayna engrosa la lista de poblaciones a visitar en un futuro próximo.

Aún me quedará un tramo de disfrute. En esta ocasión, más de conducción que de paisajes, pues al alejarnos del Mundo los paisajes se suavizan. Abandono la CM-3203 poco antes de Villarejo, tomando la CM-3213 (carretera de Pozohondo), que me obsequia con un trazado muy divertido, con poco tráfico y fantástico firme, como ya es costumbre en el día de hoy.

Mi llegada a Hellín pone punto y final a los recorridos por carreteras secundarias. A partir de ahora, nacionales y autovías me esperan, a excepción del último tramo de la buena CM-412 que me dejará a las puertas de Almansa, donde tomaré la fantástica N-330 para disfrutar, excepción hecha del primer tramo hasta Ayora (donde efectué el segundo y último repostaje del día), de un trazado de sobra conocido por los moteros del lugar: la Chirrichana (Ayora – El Pontón). Nunca había recorrido la Chirrichana de noche, y la verdad es que fue… interesante. Una vez en Requena, me restaba el tedioso trámite de la A-3 hasta Valencia.

Paraba el motor de mi compañera en su garaje aproximadamente a las 19:00 horas, marcando el cuentakilómetros parcial un total de 635 km en 11 horas. Y con el simple gesto del giro de la llave de contacto y la colocación de los candados y cadenas, puse el punto y final a otro fantástico día de motociclismo, conducción y turismo disfrutado al máximo, no sin antes obsequiar a mi fiel montura con los acostumbrados golpecitos en el depósito, en agradecimiento por haber cuidado tan bien de mí.

Este es uno de los tipos de experiencias que me hacen seguir adelante con una sonrisa.

Acerca de Xavi (Motoret)

Una frase escuchada en un spot publicitario: "Cuando naces, todo el mundo ríe y tú lloras; ve y vive tu vida de forma que cuando mueras, tú sonrías y los demás lloren". Ver todas las entradas de Xavi (Motoret)

4 respuesta a «Por las Sierras de Alcaraz y de Segura»

  • Kurruscon

    Javier, me alegro que disfrutases, la verdad es que coniciendo la zona aunque hace ya muchos años que no la visito( Aun tenia la CB500) osea tendre que ir con la V-strom.
    A la salida de Ayna direccion Albacete tambien hay un mirador del pueblo muy chulo.

    A ver si a proxima lo visitamos juntos.
    UN SALUDO

    • Xavi (Motoret)

      Hola, Jesús:

      Pues ya hace que visitaste la zona, ya. Creo que ya te va tocando repetir y recordar, porque vale la pena, y mucho. Sí que disfruté del mirador a la salida de Ayna que me comentas, pero no saqué fotos pues el sol estaba ya muy bajo y me daba justo de frente.

      En cuanto a lo de compartir ruta, ya sabes que cuando quieras y las circunstancias nos permitan coincidir.

      Un saludo.

  • Lucas

    Sólo puedo decir qe UNA CRÓNiCA Y FOTOS iMPRESiONANTES PARA UNA RUTA iMPRESiONANTE!!! 😉

    Me alegra muxo ver qe andas de nuevo sobre la moto; ojalá podamos volver a rutear pronto juntos.

    Cuídate!!!

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    […] tuvo poco, ya que me vino en formde de dedos congelados. Ese día disfruté de una fantástica ruta Por las Sierras de Alcaraz y de Segura, y el primer tramo de autovía entre Valencia y Requena, a la temprana hora de las 7:30 de una […]

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