Ruta circular de Valencia a Teruel.

Aprovechando unos días libres, Robster me propuso una salida de día completo. Acordamos un kilometraje moderado, de entre 400 y 500 km, que nos permitiera llevar un ritmo tranquilo, hacer paradas por el camino, disfrutar de unos buenos almuerzo y comida, un paseo por los lugares de interés…

Mis últimas salidas habían recorrido el sur de la provincia, así que a la hora de confeccionar la ruta, pensé en desafiar al frío y mal tiempo que se pronosticaba durante la semana y apuntar nuestras ruedas hacia el norte, poniendo como lugar de comer… Teruel.

Claro que rutas posibles entre Valencia y Teruel hay… como tropecientas (más o menos), así que quise rememorar carreteras por las que hacía mucho que no había pasado (por ejemplo, Eslida), uniéndolas con trazados muy variados (lentos, medios y rápidos). Así que la cosa quedó como sigue:

Las 9:00 horas del viernes pasado fueron la hora H y el día D acordados, y de la gasolinera Repsol de la avenida Primado Reig de Valencia, repostados y aliviadas cualesquiera necesidades fisiológicas sentidas, partimos hacia la gloria.

El primer tramo, como siempre, es puro trámite para alejarse de la ciudad. Me gusta este camino hasta Náquera, suele tener poco tráfico, aún en horas punta es bastante fluido y la carretera tiene ciertas curvas y rotondas que la hacen… amena. Se llega en unos tranquilos cuarenta minutos a la población que da el pistoletazo de saida a las verdaderas curvas moteras del día.

El tramo de Náquera a la rotonda de Torres-Torres, bajo la autovía mudéjar, es bien conocido: retorcido, lento, con curvas ciegas… Nada más pasar Náquera, le hice una seña a Robster para que me adelantara y tirara a su ritmo. Se daba la circunstancia de que yo estaba estrenando nuevo neumático delantero, y entre la temida parafina, que era un neumático cuya marca y modelo nunca había probado (Metzeler Z8 Interact), que el trasero seguía siendo el Bridgestone BT-021, lo cual significaba que llevaba dos modelos de neumático diferentes, y además de diferentes marcas (cosa que nunca había hecho hasta el momento)… pues la verdad es que no estaba nada seguro del comportamiento de la moto. Demasiados factores aconsejaban tomárselo con calma.

En cualquier caso, Robster no me adelantó (no tengo ninguna prisa, me diría más tarde), así que el ritmo fue suave y tranquilo. Afortunadamente, no sentí nada raro, y poco a poco, según comprobaba que la moto se comportaba bien e iba suponiendo la desaparición de la parafina, mis reticencias iban desapareciendo, a la vez que llegaban las buenas sensaciones.

Llegamos a la rotonda de Torres-Torres con un bagaje de trazadas poco finas, con multitud de inseguridades y ritmo calmado. La vía de servicio (antigua N-234) nos llevaría hasta Soneja por un buen firme y curvado trazado con una falta de limpieza remarcable. En este bien conocido tramo empecé a sentirme a gusto, a trazar e inclinar un poco más, calentando el neumático para uno de mis tramos fetiche: el Soneja – Azuébar. Le tengo un especial cariño a esta carretera, pues fue donde verdaderamente disfruté de la V-Strom de prueba que me dejaron en Adineva (concesionario oficial Suzuki en Valencia) años ha. Con una calidad de firme imprevisible por los mapas, un trazado tan rápido como se quiera hacer y una visibilidad buena en su mayor parte, despejé todas las dudas que podrían quedarme sobre el neumático. Disfruté como siempre lo hago.

La llegada de Azuébar es el inicio de un tramo que se hace progresivamente mucho más ratonero, como bienvenida al Parque Natural de la Sierra de Espadán. Hasta Chóvar se podría comparar con el tramo anterior hasta cierto punto, pero a partir de esta pequeña población… ¡la cosa cambia!. la carretera se torna umbría por la vegetación, el ancho se reduce, las curvas se retuercen y minimizan su radio hasta convertirse, la mayor parte de ellas, en ciegas, oculta su salida por las paredes de roca. Suelen encontrarse en la calzada piñas y pequeñas piedras procedentes de pequeños desprendimientos de las paredes, por ello hay que tomárselo con calma. Pero es un tramo muy bonito. La carretera sube y sube sin parar, retorcida como el cordón de un zapato en el bolsillo. Pero todo tiene su recompensa, y pocos kilómetros antes de llegar a Eslida, se puede disfrutar de un fantástico mirador:

Nuestras máquinas en el mirador cercano a Eslida

Carretera CV-219 entre Chóvar y Eslida, desde el mirador

Tras disfrutar unos buenos momentos de las magníficas vistas, reemprendemos la marcha. Aún quedaban por disfrutar unas buenas curvas hasta llegar a la bonita y tranquila población de Eslida, donde decidimos detenernos a almorzar. El día era soleado, con un fresco agradable, el ritmo tranquilo… en resumen, una jornada perfecta para disfrutar en moto. Buen almuerzo biker compliant y mejor conversación sobre trails, Hayabusas y sueños varios.

Una vez dada buena cuenta del bocata, ensalada, aceitunas y café, las ganas de seguir rodando y el camino aún por recorrer nos hacen equiparnos de nuevo y emprender la marcha. Aún nos faltaba un buen y retorcido tramo para llegar a Onda, desde donde empezaría uno de los tramos más largos (en tiemo) de la jornada. Podría parecer que a esas horas íbamos muy retrasados y que el tiempo se nos echaría encima, pero yo era consciente de estar recorriendo las carreteras más lentas del día, por lo que no estaba preocupado. Llegaríamos a comer a Teruel a buena hora.

El recorrido sigue siendo espectacularmente retorcido, hasta tal punto, que pasamos por un giro de… ¡unos 325º!, incluido un tramo en túnel, angosto, de mal firme y oscuro, que describe un giro de 180º para ganar cota, muy pocos kilómetros antes de llegar a Aín:

Vista aérea del espectacular giro de 325º

En esta población nos incorporamos a la CV-223 en dirección Onda, pasando por Alcudia de Veo, Veo y Tales, población por la que salimos del Parque Natural de la Sierra de Espadán, del que venimos disfrutando desde poco antes del Azuébar. En este punto, la carretera se hace más abierta y rápida, quedando atrás, por el momento, el muy sinuoso trazado del Parque Natural. Se agradece un cambio de ritmo, más vivo, y la carretera más ancha y previsible. Pasamos Artesa y finalmente llegamos a Onda.

Al segundo intento tomamos el desvío por la CV-20 hacia Fanzara. Este tramo, hasta Olba, despertó el interés de Robster hasta el punto de hacerle exclamar: ¡a su lado, la carretera de Montanejos parece recta!. Y no le falta razón. Una primera parte, hasta llegar a Torrechiva, permite mantener un ritmo medio, con una carretera de excelente firme, ancho y casi siempre visibilidad. Pero a partir de dicha población, custodiada por paredes de roca casi verticales, el trazado parece querer rivalizar en sinuosidad con el propio Río Millares, al que flanquea. Las curvas vuelven a reducir su radio, vuelven a ser ciegas muchas de ellas y la velocidad media vuelve a bajar, aunque no hasta el punto de Eslida. Olvidado ya el neumático (no hay mejor síntoma de su óptimo funcionamiento), disfruto como el primer día de un recorrido típico del interior de Castellón que me hechiza cada vez que lo recorro.

Llegamos a Montanejos. En dicha población se cruzan la CV-20 y la CV-195. Es el sueño e cualquier motero hecho realidad. Se tome el camino que se tome, Norte, Sur, Este u Oeste, se recorrerá una fantástica carretera como la descrita en el párrafo anterior. Por añadidura, el entorno es espectacular, y sirva como muestra esta parada que hicimos al poco de dejar atrás el núcleo urbano:

Río Millares encajonado por paredes de roca, en Montanejos

Parada inexcusable en tan bello entorno

Tras arrancar motores de nuevo, nos queda cerca el Embalse de Arenoso y sus aguas de un turquesa de ciencia-ficción, el cual bordeamos por el ya habitual serpenteante trazado para superar Puebla de Arenoso, último pueblo de Castellón antes de adentrarse en la provincia de Teruel.

El cambio de provincia se plasma en forma de un cambio de firme dramático. Nada más entrar en Aragón, el firme de la carretera se torna extraordinariamente irregular, bacheado y con abundante gravilla. Incluso se deja ver algún socavón al que hay que estar atentos. Tanto a Robster como a mí nos llamó la atención la reciente instalación de badenes en los entornos del Caserío de Las Lucas y de Los Ibáñez Bajo… ¡pues está la carretera como para estas lindezas, en lugar de repararla!. Sin duda es el peor tramo de la jornada, aunque afortunadamente no es muy prolongado: en la población de Olba abandonamos esta desguazada TE-20 en favor de una mejor TE-21 que nos hace recuperar el disfrute del camino.

Muy pronto llega Fuentes de Rubielos, donde tomamos la A-232 hacia Rubielos de Mora y Mora de Rubielos, donde repostamos. La carretera ya es más rápida, asemejándose a una Nacional. Exprimimos un poco los motores, aumentamos el paso por curva y disfrutamos del viento que nos azota, después de tantos kilómetros sin que pudiera hacerlo por la baja velocidad media que nos imponían los trazados. Llegamos a la Puebla de Valverde, donde decido no tomar la A-23 en favor de la antigua N-234. Una buena elección, sin duda, pues está totalmente despejada de tráfico, rodando solos por ella. Se nota nuestra proximidad a Teruel, pues la Sierra de Javalambre ha dado paso a un terreno con suaves ondulaciones que hacen que el entorno se sienta despejado:

Terreno suavemente ondulado en las proximidades de Teruel

Y poco después… la ciudad de Teruel. Desde un principio nos sorprendió la gran animación que se veía en la ciudad. Fuimos directos hacia el centro histórico, aparcando las motos en una zona para ellas justo al lado de la plaza del Ayuntamiento, ¡cómo me gustan las ciudades pequeñas!. Recogemos las bolsas que transportamos y nos damos un paseo: mercado medieval, multitud de gente vestida de Edad Media… ¡claro, es el fin de semana en que se celebra la leyenda de los Amantes de Teruel!. Feliz coincidencia la nuestra, pues yo no tenía ni idea de tal evento:

Gran animación en Teruel

Llegamos a la Plaza de Carlos Castel, más conocida como Plaza del Torico, y como si no se fotografía el Torico no se ha estado en Teruel, pues ahí va eso:

El "gran" Torico de Teruel

Fue en la plaza donde decidimos comer. Encontramos el restaurante El Pecado de Eva, donde degustamos una buena comida (crema de queso gratinado y libritos de lomo, en mi caso) con unas raciones bien mesuradas para saciar el hambre pero no quedar demasiado cebado. Cosa muy de agradecer cuando aún quedan unos cientos de kilómetros de moto por delante. El sitio bajo los soportales de la plaza, el personal muy atento y simpático y la comida de calidad y bien elaborada fue una excepcional contribución a lo redondo que estaba saliendo el día.

Después de comer, vuelta hacia las motos dando el consabido paseo, y en marcha de nuevo. Nos espera el tramo más rápido de la jornada: la excepcional N-330, que recorreremos desde Teruel hasta Utiel con una pequeña variante sorpresa que me guardo en la manga.

Podemos distinguir dos tramos bien diferenciados: de Teruel a Ademuz y de Ademuz a Utiel. La primera parte es una nacional estrecha, sin arcenes y con curvas cerradas aunque de trazado normativo, previsible. Dicho sea en relación a lo que suele ser habitual en esta categoría de vía. No suelo hacer este camino a menudo, por lo que cada vez que paso por él lo redescubro y disfruto: sin rectas, en muchos tramos encajonado entre el Río Turia y el relieve de la zona, arbolado, con muy poco tráfico, buen firme… un tramo ideal para tomárselo con calma e ir jugando a tocar el freno lo menos posible y a conseguir trazadas limpias y efectivas.

La llegada a Ademuz da el pistoletazo de salida a apretar el ritmo, pues la N-330 se convierte en una vía amplia, de curvas de grandes radios, bien trazada y ejecutada. Pero aquí me saqué mi as de la manga: tomando la salida Ademuz (Sur), me desvío por la N-330a en dirección Casas Altas, hasta llegar a… Santa Cruz de Moya. Y aquí tiene su inicio un nuevo circuito de nuestra comunidad, pues el tramo entre Santa Cruz de Moya y Manzaneruela es de reciente y ejemplar ejecución (salvo por la falta de doble bionda protectora), con un asfalto negro y abrasivo, unas líneas de un blanco impoluto y un trazado… ¡ah, amigos, qué trazado!, no se puede describir con palabras. Así que valga una imagen:

"Circuito" de Santa Cruz de Moya

Son apenas nueve kilómetros (el doble que un circuito mundialista medio), pero entran tentaciones de hacérselos varias veces, en un loco ida y vuelta entre Santa Cruz y Manzaneruela. Disfrutada esta pequeña sorpresa, volvemos a enlazar con la N-330 en Talayuelas, poniendo definitivamente rumbo a Utiel a un ritmo vivo, al que contribuía el disfrute total de ese día perfecto. Desde luego, el tramo de Sinarcas fue un gran fin de fiesta.

Una vez en Utiel, nos planteamos el regresar a Valencia por la carretera de Mijares, pero la hora aconsejó recorrer los últimos ochenta kilómetros por la práctica aunque muy aburrida autovía, pues de otro modo se nos hubiera echado la noche encima.

En resumen y como me respondió Robster cuando le dije que me lo había pasado en grande: En grande no, en grandisimo.  Días así son los que hacen grande el ir en moto. Ruta sin prisa pero sin pausa y viendo zonas y carreteras tan diferentes… Vamos… para repetir.

Y con tu compañía, con mucha más razón.

Acerca de Xavi (Motoret)

Una frase escuchada en un spot publicitario: "Cuando naces, todo el mundo ríe y tú lloras; ve y vive tu vida de forma que cuando mueras, tú sonrías y los demás lloren". Ver todas las entradas de Xavi (Motoret)

2 respuesta a «Ruta circular de Valencia a Teruel.»

  • kurruscon

    Una gran ruta y para rematar Santa Cruz de Moya. Me alegro de que lo pasaseis tambien.
    Un saludo y Muchas Curvas.

    • Xavi (Motoret)

      Tenía una cuenta pendiente con Santa Cruz de Moya, tras pasarlo apenas una semana antes con el neumático hecho polvo y sin posibilidad de disfrutarlo. Ahora ya estamos en paz, jejeje.

      Vsss

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